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¿Por qué tu cerebro no siempre hace lo que es bueno para ti?


¿Alguna vez te has dedicado a deshacerte de un hábito poco saludable (dejar las gaseosas, parar de ver Netflix todas las noches hasta tarde o parar de fumar cigarrillos) solo para descubrir que después de unos días se siente casi imposible hacerlo? Por el contrario empezaste a sentirte deprimida y perdida sin él. Sabes que tomaste la decisión correcta, pero ¿por qué es tan difícil seguir adelante? La respuesta corta es que tu cerebro no siempre quiere hacer lo que es mejor para ti.


El cerebro humano es extraordinariamente complejo con 100 mil millones de neuronas y trillones de conexiones entre ellas. Está involucrado en todo lo que haces, piensas, sientes, dices y deseas. Tu cerebro te hace ser quien eres, pero a veces te engaña y tal vez incluso con un poco de manipulación.


La explicación sencilla de esto, es que el cerebro está conectado biológicamente para recibir recompensas y placer. En la era cavernícola, esto probablemente sirvió como un mecanismo de supervivencia, ya que proporcionó la motivación para encontrar comida y agua, pero después de muchos muchos años, seguimos buscando esos mecanismos.

El cerebro aún nos impulsa a repetir comportamientos que dan como resultado una recompensa percibida, independientemente de si la actividad es positiva, como ver una puesta de sol, o dañina, como usar cocaína. Uno de los impulsores clave de esto es la dopamina, un neurotransmisor íntimamente relacionado con el placer, la concentración y la motivación.


El cerebro nos impulsa a repetir comportamientos que experimentamos como gratificantes o placenteros, independientemente de si algo es saludable o no.


LA DOPAMINA Y EL SISTEMA DE RECOMPENSA DEL CEREBRO

Dentro del circuito de recompensa del cerebro hay estructuras que a menudo se denominan centros de placer. Aunque son muy pequeños, tienen mucha influencia sobre las decisiones que tomamos. Por lo tanto, hagas lo que hagas que provoque la liberación de dopamina, tu cerebro te animará a repetirlo porque anticipa una recompensa por ese comportamiento. Para hacerlo aún más complicado, las experiencias placenteras están vinculadas a las emociones y la memoria, lo que hace más difícil dejar hábitos poco saludables.


Al sistema de recompensas de tu cerebro realmente no le importa que tu Frappuccino matutino lleno de azúcar o unos vinos con amigos después del trabajo todos los jueves, están afectando negativamente tu salud mental y bienestar físico. De hecho, con solo pensar en adoptar estos hábitos, tu cerebro libera dopamina.


UNA ESTRATEGIA SENCILLA PARA ANULAR LOS CENTROS DE PLACER DE TU CEREBRO

Aunque los malos hábitos pueden ser difíciles de erradicar, puedes aprender a superar las inclinaciones naturales de tu cerebro y con práctica, puedes anular su poder y hacer los cambios saludables que deseas.


Cuando estás acostumbrada a hacer una determinada cosa con regularidad, la vida puede sentirse inicialmente vacía sin ella, y esto es normal. Hay una parte de tu cerebro que está pateando y gritando porque no está recibiendo la recompensa del hábito al que has renunciado. Una forma de ayudarlo a procesar esta incomodidad es pensar en las circunstancias que lo engancharon al principio.


Por ejemplo, imagina que el hábito poco saludable que quieres dejar es comer pizza y una gaseosa de forma seguida. Piensa en tus recuerdos asociados con él. Quizás comenzaste a comer de esa manera en la universidad con un grupo de buenos amigos, y no solo disfrutaste la indulgencia y el sabor de la comida, sino también las risas y la camaradería que la acompañaban. Ahora, compras una porción grande de pizza y un refresco para acompañarla mientras estás sentada en tu escritorio durante la hora del almuerzo. Puede que ni siquiera lo disfrutes tanto, pero tú (y tu cerebro) lo hacen porque es lo que tú (y tu cerebro) siempre han hecho.


Nota la diferencia entre el recuerdo de cómo se sentía en la universidad y cómo te hace sentir tu experiencia actual. Hay una gran posibilidad de que no sea tan placentero como solía ser.


Teniendo en cuenta esta información basada en la memoria, puedes comenzar a vetar el impulso de tu cerebro y así adoptar un hábito nuevo y más saludable a la hora del almuerzo que te haga sentir mejor consigo misma. Comienza a ser consciente de los beneficios que experimentas, por ejemplo, al elegir una ensalada con pollo a la parrilla y tomar agua con gas en lugar de pizza. Presta atención a cómo la opción saludable nutre tu cuerpo y cerebro, aumenta su energía y tal vez incluso te ayude a perder algunos de esos kilos de más. Mantén tu enfoque en todas las cosas positivas que estás ganando con este cambio.


El cambiar un hábito no sucederá de la noche a la mañana y requiere práctica diaria. Cada día, recuerda los sentimientos positivos y placenteros asociados con tu nuevo hábito. Independientemente de lo que quieras cambiar, cuanto más lo hagas, más se conecta a tu cerebro como recompensa y te vuelve a colocar en el asiento del conductor para elegir lo que es mejor para ti.


Las adicciones, los comportamientos no deseados y otros problemas de salud mental no pueden esperar si no crees poder hacerlo sola, escríbenos que con mucho gusto te daremos orientación a como manejar el tema.





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